Letra de Del Pasado Ef�mero (comentada) - Serrat
Letra de canci�n de Del Pasado Ef�mero (comentada) de Serrat lyrics
Antonio Machado escribi� siempre para la gente. Escribi� para el pueblo porque de ah� sacaba �l su riqueza y ah� la devolv�a siempre. Por eso era incisivo cuando hablaba de las gentes que le rodeaban en sus casinos provincianos, gordos, dejados, panzudos, sin ninguna otra preocupaci�n que las cosas no cambiaran.
Sobre este hombre del casino provinciano, tan com�n, �l lo pint� en un poema hermoso que con su coraz�n de hombre bueno titul� 'Del pasado ef�mero' y esto debi� ocurrir hace 50 a�os aproximadamente. Uno, 50 a�os ac�, ve con fe que s�, que el pasado es cada d�a m�s y m�s y m�s ef�mero, pero que todav�a no est� en el punto que Antonio so�aba que estuviera.
De cualquiera manera, �l andaba en el buen camino, y aunque a la larga, fue profeta...
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un d�a,
tiene mustia la piel, el pelo cano,
ojos velados por melancol�a,
bajo el bigote gris, labios de hast�o,
y una triste expresi�n que no es tristeza,
sino algo m�s y menos: el vac�o
del mundo en la oquedad de su cabeza.
A�n luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantal�n abotinado,
y un cordob�s color de caramelo
pulido y torneado.
Tres veces hered� y tres ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
S�lo se anima ante el azar prohibido
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
https://www.coveralia.com/letras/del-pasado-efimero--comentada--serrat.php
la suerte de un tah�r o si alguien cuenta
la haza�a de un gallardo bandolero,
o la proeza de un mat�n, sangrienta.
Bosteza de pol�ticas banales
dicterios al gobierno reaccionario
y augura que vendr�n los liberales
cual torna la cig�e�a al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira
pensando en su olivar, al cielo mira
con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Lo dem�s, taciturno, hipocondr�aco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; s�lo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer, ni es de ma�ana
sino de nunca; de la cepa hispana.
No es el fruto maduro, ni podrido,
es una fruta vana
de aquella Espa�a que pas� y no ha sido
esa que hoy tiene la cabeza cana...
Sobre este hombre del casino provinciano, tan com�n, �l lo pint� en un poema hermoso que con su coraz�n de hombre bueno titul� 'Del pasado ef�mero' y esto debi� ocurrir hace 50 a�os aproximadamente. Uno, 50 a�os ac�, ve con fe que s�, que el pasado es cada d�a m�s y m�s y m�s ef�mero, pero que todav�a no est� en el punto que Antonio so�aba que estuviera.
De cualquiera manera, �l andaba en el buen camino, y aunque a la larga, fue profeta...
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un d�a,
tiene mustia la piel, el pelo cano,
ojos velados por melancol�a,
bajo el bigote gris, labios de hast�o,
y una triste expresi�n que no es tristeza,
sino algo m�s y menos: el vac�o
del mundo en la oquedad de su cabeza.
A�n luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantal�n abotinado,
y un cordob�s color de caramelo
pulido y torneado.
Tres veces hered� y tres ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
S�lo se anima ante el azar prohibido
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
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la suerte de un tah�r o si alguien cuenta
la haza�a de un gallardo bandolero,
o la proeza de un mat�n, sangrienta.
Bosteza de pol�ticas banales
dicterios al gobierno reaccionario
y augura que vendr�n los liberales
cual torna la cig�e�a al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira
pensando en su olivar, al cielo mira
con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Lo dem�s, taciturno, hipocondr�aco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; s�lo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer, ni es de ma�ana
sino de nunca; de la cepa hispana.
No es el fruto maduro, ni podrido,
es una fruta vana
de aquella Espa�a que pas� y no ha sido
esa que hoy tiene la cabeza cana...