Letra de La Cientouna - Javier Krahe
Letra de canci�n de La Cientouna de Javier Krahe lyrics
Mariposea en alcobas ajenas
tu risa m�gica
mientras yo arrastro entre zarzas y penas
la m�a tr�gica,
imaginando en escenas variadas
y muy, muy crudas,
ese esplendor que mujeres y hadas
ten�is desnudas.
T� en vivas carnes con otros obsesos,
yo, en carne viva,
yo, que dispuse hasta ayer de tus besos
en exclusiva.
Hoy que tu amor establece franquicias
en cualquier parte
recuerdo que enriquec� tus caricias
con algo de arte,
contribuyendo, qu� imb�cil, al goce
de esos groseros
que ni las gracias me dan, se conoce
que ponen peros.
Y aun tendr�n celos de mi, qu� pelmazos,
menuda pe�a.
Pero all� t� con sus toscos abrazos,
eres muy due�a.
Yo soy aqu� quien no tiene derechos,
vale, conforme,
que el coraz�n asimile los hechos,
que se me ahorme.
Hazme un favor, dame tiempo, unos d�as,
que lo digiera,
ahora tan s�lo dir� tonter�as
como cualquiera,
como decir que hay reproches menores
que quiero hacerte:
casi me creo tus locos amores
hasta la muerte.
"No ando muy libre -te dije- ya sabes
https://www.coveralia.com/letras/la-cientouna-javier-krahe.php
mis compromisos",
y respondiste "aqu� tienes mis llaves,
sobran avisos,
ya pondr� yo el gran amor, t� tranquilo,
mientras que pueda,
�eso quer�as?, pues sigue a tu estilo,
ruede la rueda
y al�grate de tu buena fortuna,
que en el sorteo
me haya tocado ser la ciento una
de tu museo.
Pero te advierto que pienso durarte
la vida entera,
que yo tambi�n dando toques de arte
soy una fiera,
soy estupenda, soy lo inesperado
y soy lasciva,
y a ti te veo un poquito escorado
y a la deriva."
No era un farol, era un p�quer de ases,
era tu mano.
Puesta en la m�a sigui� mis compases
todo un verano.
Ahora de nuevo el oto�o me embiste,
seg�n costumbre,
la cientod�s no aparece, qu� triste,
qu� incertidumbre.
Entre que llega o no llega en ti pienso,
ya no me adoras,
siento un dolor m�s o menos inmenso,
y a todas horas
mientras arrastro entre zarzas y penas
mi risa tr�gica,
mariposea en alcobas ajenas
la tuya m�gica,
tu risa m�gica.
tu risa m�gica
mientras yo arrastro entre zarzas y penas
la m�a tr�gica,
imaginando en escenas variadas
y muy, muy crudas,
ese esplendor que mujeres y hadas
ten�is desnudas.
T� en vivas carnes con otros obsesos,
yo, en carne viva,
yo, que dispuse hasta ayer de tus besos
en exclusiva.
Hoy que tu amor establece franquicias
en cualquier parte
recuerdo que enriquec� tus caricias
con algo de arte,
contribuyendo, qu� imb�cil, al goce
de esos groseros
que ni las gracias me dan, se conoce
que ponen peros.
Y aun tendr�n celos de mi, qu� pelmazos,
menuda pe�a.
Pero all� t� con sus toscos abrazos,
eres muy due�a.
Yo soy aqu� quien no tiene derechos,
vale, conforme,
que el coraz�n asimile los hechos,
que se me ahorme.
Hazme un favor, dame tiempo, unos d�as,
que lo digiera,
ahora tan s�lo dir� tonter�as
como cualquiera,
como decir que hay reproches menores
que quiero hacerte:
casi me creo tus locos amores
hasta la muerte.
"No ando muy libre -te dije- ya sabes
https://www.coveralia.com/letras/la-cientouna-javier-krahe.php
mis compromisos",
y respondiste "aqu� tienes mis llaves,
sobran avisos,
ya pondr� yo el gran amor, t� tranquilo,
mientras que pueda,
�eso quer�as?, pues sigue a tu estilo,
ruede la rueda
y al�grate de tu buena fortuna,
que en el sorteo
me haya tocado ser la ciento una
de tu museo.
Pero te advierto que pienso durarte
la vida entera,
que yo tambi�n dando toques de arte
soy una fiera,
soy estupenda, soy lo inesperado
y soy lasciva,
y a ti te veo un poquito escorado
y a la deriva."
No era un farol, era un p�quer de ases,
era tu mano.
Puesta en la m�a sigui� mis compases
todo un verano.
Ahora de nuevo el oto�o me embiste,
seg�n costumbre,
la cientod�s no aparece, qu� triste,
qu� incertidumbre.
Entre que llega o no llega en ti pienso,
ya no me adoras,
siento un dolor m�s o menos inmenso,
y a todas horas
mientras arrastro entre zarzas y penas
mi risa tr�gica,
mariposea en alcobas ajenas
la tuya m�gica,
tu risa m�gica.
