Letra de Orfidal - Javier Krahe
Letra de canci�n de Orfidal de Javier Krahe lyrics
Ella segu�a no s� que terapia,
cosa mental,
y el primer beso fue contra la tapia
del hospital.
"Prueba mis labios, que s� que te gusto,
soy Beatriz,
y no estoy loca, tan s�lo lo justo
en una actriz".
S� que lo estaba, como siete cabras,
pero es que, hoy,
para peligro de juntapalabras,
y yo lo soy,
ya no las atan y tienden sus labios,
libran se amor,
contra sus cuerdas y contra los sabios
de alrededor.
"Tengo una novia que estaba de antes",
le dijo yo,
"A otras con eso quiz� las espantes
pero a m� no",
"Hay otra m�s que no debo ocultarte,
en fin, ya ves",
"Enhorabuena, hijo m�o, qu� arte,
ya tienes tres".
Era fant�stico aquel primer acto
de la funci�n,
sobre el papel yo ten�a a�n intacto
mi coraz�n.
�Qu� bien lat�a por mi nueva amiga,
nunca cre�
que aunque llevase navaja en la liga
fuese por m�.
Pero a mediados del acto segundo
la vi brillar,
y a ella mirando con odio profundo
mi costillar.
"Voy a cortarte ese nudo gordiano,
https://www.coveralia.com/letras/orfidal-javier-krahe.php
�tonto de ti!",
"Nada de eso", besando su mano
le respond�.
"Antes de hacer cualquier escabechina
emocional,
t�mate alguna bezodiacepina,
un Orfidal,
y v�monos de ma�ana a Moj�car
a ver el mar".
Y aquel acero, en su pu�o de n�car,
logr� guardar.
Quise una atm�sfera m�s bien moruna,
-yo, gran visir-,
para que s�lo saliera la luna
a relucir
entre sus dedos de amante acuciante,
pero, qu� va,
no remiti� su man�a cortante,
no quiso Al�.
Desembocamos al acto tercero
con tal pasi�n
que hubo catarsis y yo casi muero
de un refil�n
que, por milagros de la psiquiatr�a
no sabe obrar,
la puso bien, y lo est� todav�a,
fund� un hogar.
Ahora, qu� lejos, adi�s a su abismo,
cay� el tel�n,
pero yo s� que no fue un espejismo,
una ficci�n.
S� que goc� como ya no se lleva
con Beatriz,
y si quer�is os ense�o la prueba,
la cicatriz.
cosa mental,
y el primer beso fue contra la tapia
del hospital.
"Prueba mis labios, que s� que te gusto,
soy Beatriz,
y no estoy loca, tan s�lo lo justo
en una actriz".
S� que lo estaba, como siete cabras,
pero es que, hoy,
para peligro de juntapalabras,
y yo lo soy,
ya no las atan y tienden sus labios,
libran se amor,
contra sus cuerdas y contra los sabios
de alrededor.
"Tengo una novia que estaba de antes",
le dijo yo,
"A otras con eso quiz� las espantes
pero a m� no",
"Hay otra m�s que no debo ocultarte,
en fin, ya ves",
"Enhorabuena, hijo m�o, qu� arte,
ya tienes tres".
Era fant�stico aquel primer acto
de la funci�n,
sobre el papel yo ten�a a�n intacto
mi coraz�n.
�Qu� bien lat�a por mi nueva amiga,
nunca cre�
que aunque llevase navaja en la liga
fuese por m�.
Pero a mediados del acto segundo
la vi brillar,
y a ella mirando con odio profundo
mi costillar.
"Voy a cortarte ese nudo gordiano,
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�tonto de ti!",
"Nada de eso", besando su mano
le respond�.
"Antes de hacer cualquier escabechina
emocional,
t�mate alguna bezodiacepina,
un Orfidal,
y v�monos de ma�ana a Moj�car
a ver el mar".
Y aquel acero, en su pu�o de n�car,
logr� guardar.
Quise una atm�sfera m�s bien moruna,
-yo, gran visir-,
para que s�lo saliera la luna
a relucir
entre sus dedos de amante acuciante,
pero, qu� va,
no remiti� su man�a cortante,
no quiso Al�.
Desembocamos al acto tercero
con tal pasi�n
que hubo catarsis y yo casi muero
de un refil�n
que, por milagros de la psiquiatr�a
no sabe obrar,
la puso bien, y lo est� todav�a,
fund� un hogar.
Ahora, qu� lejos, adi�s a su abismo,
cay� el tel�n,
pero yo s� que no fue un espejismo,
una ficci�n.
S� que goc� como ya no se lleva
con Beatriz,
y si quer�is os ense�o la prueba,
la cicatriz.